viernes, 2 de julio de 2010

Sol de Medianoche


Cap. 7 Melodia

Tuve que esperar cuando regresé al colegio. La hora final aun no había terminado. Eso era bueno, porque tenía cosas en las que pensar y necesitaba un tiempo a solas.

Su olor se impregnó en el carro. Mantuve las ventanas subidas, dejándolo que me atacara, intentando acostumbrarme al sentimiento de quemadura intencional en mi garganta.

Atracción. Eso era algo muy problemático de contemplar. Tantos lados, tantos significados y niveles. No es lo mismo que el amor, pero se relacionaban inexorablemente.

No tenia idea si Bella estaba atraída hacia mi. (De alguna manera su silencio mental continuaría volviéndose mas y mas frustrante hasta que me volviera loco? O había un limite que yo finalmente alcanzaría?)

Intenté comparar sus respuestas físicas con otras, como la secretaria y Jessica Stanley , pero la comparación no fue concluyente. Las mismas características – cambios en el ritmo cardiaco y las pautas en la respiración – podrían simple y fácilmente significar miedo o impresión o ansiedad cuando se interesaban.

Parecía improbable que Bella pudiera estar entretenida con el mismo tipo de pensamientos que Jessica Stanley solía tener. Después de todo, Bella sabía muy bien que había algo mal en mi, incluso aunque no supiera exactamente que era eso. Ella había tocado mi piel de hielo, y entonces tiro su mano lejos del frio.

Y aún… cuando recordaba esas fantasías solían serme repulsivas, pero cuando las recordé con Bella en el lugar de Jessica… Estaba respirando mas rápido, el fuego arañando de arriba abajo mi garganta.

Y que si hubiera sido Bella imaginándome con mis brazos envueltos alrededor de su frágil cuerpo? Sintiéndome empujarla apretadamente contra mi pecho y entonces ahuecar mi mano bajo su mentón? Cepillando la pesada cortina de su cabello hacia atrás de su rostro ruborizado? Trazando la forma de sus labios llenos con las puntas de mis dedos? Inclinando mi cara mas cerca de la suya, donde pudiera sentir el calor de su aliento en mi boca? Moviéndome aún mas cerca...

Pero entonces me encogí lejos de esa fantasía, sabiendo, como supe cuando Jessica había imaginado esas cosas, que pasaría si estuviera tan cerca de ella. Atracción era un dilema imposible, porque ya estaba demasiado atraído por Bella pero de la peor manera.

Quería yo que Bella estuviera atraída hacia mi, como una mujer a un hombre? Esa era la pregunta equivocada. La pregunta correcta era debería yo querer que Bella estuviera atraída en esa forma, y la respuesta era no. Porque yo no era un hombre humano, y eso no era justo para ella.

Con cada fibra de mi ser, anhelé ser hombre normal, así podría sostenerla entre mis brazos sin arriesgar su vida. Así podría ser libre de tejer mis propias fantasías, fantasías que no terminarían con su sangre en mis brazos, su sangre brillando en mis ojos.

Mi búsqueda de ella era indefendible. Que tipo de relación podía ofrecerle, cuando no me podía arriesgar a tocarla? Sostuve mi cabeza entre mis manos.

Era todo mas confuso porque nunca me había sentido tan humano en toda mi vida – ni siquiera cuando era humano, tanto como podía recordar. Cuando había sido humano, mis pensamientos habían sido todos dirigidos a la gloria de un soldado. La gran guerra habia arrasado con la mayor parte de mi adolescencia, y había estado solo nueve meses lejos de mi cumpleaños 18 cuando la influenza había atacado. Tenía solo impresiones vagas de esos años humanos, recuerdos turbios que se desvanecían mas con cada década que pasaba. Mi madre era lo que recordaba mas claramente, y sentía un dolor antiguo cuando pensaba en su cara. Recordé tenuemente cuando había odiado ella el futuro hacia el cual había corrido ansiosamente, rezando cada noche cuando ella bendecía la mesa a la hora de la cena para que la “aterradora guerra” terminara. … No tenía recuerdos de ningún otro tipo de anhelo. Aparte del amor de mi madre, no había otro amor que me hubiera hecho desear quedarme…

Esto era completamente nuevo para mi, no tenía parelelos que dibujar, ni comparaciones que hacer. El amor que sentía por Bella había llegado puramente, pero ahora las aguas estaban embarradas. Quería tanto poder tocarla. Se sentía ella de la misma manera? Eso no importaba, traté de convencerme a mi mismo. Miré a mis manos blancas, odiando su dureza, su frialdad, su fuerza inhumana… Salté cuando la puerta del pasajero se abrió.

Ha. Te atrapé por sorpresa. Siempre hay una primera vez, pensó Emmett cuando se deslizó en el asiento.
-Apostaré a que el señor Goff piensa que estás en las drogas, has estado muy errático últimamente. Donde estuviste hoy?-
-Estaba… haciendo buenas obras-
Huh?
Solté una risita.
-Velando por los enfermos, ese tipo de cosas-
Eso lo confundió mas, pero entonces el inhaló y atrapó la esencia en el carro.
-Oh. La chica otra vez? - Esto se está poniendo raro.
-Háblame de ello.- Farfullé.
Inhaló de nuevo
-Hmmm, ella tiene bastante sabor, no es así?-
El gruñido irrumpió a través de mis labios antes de que sus palabras hubieran sido incluso registradas, una respuesta automática.
-Calma, chico, solo estoy diciendo-

Entonces llegaron los otros. Rosalie notó la esencia a la primera y me frunció el ceño, aun no superaba su irritación. Me pregunté cual era su problema, pero todo lo que oía de su mente eran insultos. No me gustó la reacción de Jasper, tampoco. Como Emmett, notó el atractivo de Bella. No es que esa esencia tuviera, para ninguno de ellos, una milésima parte de la atracción que tenia para mi. Aún me molestaba que su sangre fuera dulce para ellos. Jasper tenía un control muy pobre… Alice saltó a mi lado en el carro y extendió su mano para la llave del camión de Bella.

-Únicamente vi que fui yo- dijo obscuramente, como era su habito. -Tendrás que decirme el porqué-
-Eso no quiere decir...-
-Lo se, lo se. Esperaré. No será mucho tiempo.-
Suspiré y le di la llave.

La seguí hasta la casa de Bella. La lluvia estaba golpeando como un millón de diminutos martillos, tan alto que quizás los oídos humanos de Bella no podrían oír el rugido del motor de la camioneta. Vigilé su ventana, pero ella no miró hacia fuera. Quizás no estaba allí. No había pensamientos que oir. Me entristeció que yo no pudiera oir lo suficiente ni siquiera para echarle un vistazo, asegurarme de que ella estaba feliz, o a salvo, al menos.

Alice se subió en la parte de atrás y manejamos rápidamente hacia casa. Las carreteras estaban vacías, así que nos tomo solo unos pocos minutos. Entramos en la casa y entonces fuimos a nuestros variados pasatiempos.

Emmett y Jasper estaban en medio de un elaborado juego de ajedrez, utilizando ocho tableros unidos – esparcidos a lo largo de la pared de cristal negro- y su propio y complicado conjunto de reglas. Ellos no me dejarían jugar.

Ahora solo Alice juega conmigo. Alice fue a su computador justo a la esquina de ellos y pude oír su monitor encenderse. Alice estaba trabajando en un proyecto de diseño de modas para el guardarropas de Rosalie, pero hoy Rosalie no se le unió, para pararse detrás de ella y dirigir el corte y el color mientras la mano de Alice hacía trazos en la pantalla táctil. (Carlisle y yo tuvimos que ajustar un poco ese sistema, dado que la mayoría de las pantallas responde a la temperatura.) Pero en lugar de eso, hoy Rosalie estaba derribada hurañamente en el sofá y empezó a saltar 20 canales por segundo en la pantalla plana, sin hacer nunca una pausa. Podía oírla intentando decidirse entre si ir o no al garage y encender de nuevo su BMW

Esme estaba arriba, tarareando sobre un nuevo set de grabados azules. Alice inclinó su cabeza alrededor de la pared después de un momento y empezó a susurrar apenas los próximos movimientos que Emmett haría – Emmett se sentó en el piso con la espalda hacia ella – a Jasper, quien mantuvo su expresión muy calmada cuando derribó el rey favorito de Emmett.

Y yo, que por primera vez en mucho tiempo me sentí apenado, fui a sentarme en el exquisito gran piano que estaba ubicado en el camino de la entrada. Corrí mi mano gentilmente a través de las escalas, examinando los sonidos. Los tonos aun eran perfectos. Escaleras arriba, Esme se detuvo en lo que estaba haciendo y giró su cabeza hacia un lado. Empecé con la primera línea del sonido que por si mismo había sido sugerido en mi cabeza hoy en el carro, rogando que sonara aun mejor de lo que lo había imaginado.

Edward está tocando de nuevo, pensó Esme alegremente, una sonrisa irrumpiendo a través de su cara. Se levantó de su escritorio y saltó silenciosamente a la cabecera de las escaleras.

Añadí una línea de armonía, dejando que la melodía central zigzagueara a través de ella. Esme suspiró con satisfacción, se sentó en el escalón de la cima de la escalera y recostó su cabeza contra la barandilla.

Una nueva canción. Ha pasado mucho tiempo. Que sonido tan adorable. Dejé a la melodía dirigirse en una nueva dirección, siguiéndola con la línea del bajo.

Edward está componiendo otra vez? Pensó Rosalie, y sus dientes se apretaron juntos en un feroz resentimiento. En ese momento, ella se deslizo, y pude leer todo su subyacente indignación.

Vi porque ella estaba de tan mal temperamento conmigo. El porque matar a Isabella Swan no le molestaba para nada a su conciencia. Con Rosalie, se trataba siempre de Vanidad.

La música paró abruptamente, y me reí antes de poder detenerme, una ladrido afilado de diversión que fue interrumpido rápidamente cuando lancé mi mano sobre mi boca. Rosalie se giró para mirarme rabia, sus ojos chispeando con furia contenida. Emmett y Jasper también se giraron a mirar, y escuché la confusión de Esme. Esme bajó las escaleras en un destello, deteniéndose para mirar entre Rosalie y yo.

-No te detengas, Edward- Esme me animó después de un momento de tensión.

Comencé a tocar de nuevo, dándole la espalda a Rosalie mientras intentaba arduamente controlar la sonrisa extendiéndose a través de mi cara. Se puso de pie y abandono el salón, más enfadada que avergonzada, pero ciertamente avergonzada.

Si dices algo te daré caza como a un perro.
Sofoqué otra risa.
-Que va mal, Rose? - Llamó Emmett después de ella. Rosalie no se dio vuelta. Continuo rauda y fuertemente, hacia el garaje y entonces se retorció bajo su carro como si ella pudiera enterrarse a si misma allí.
-De que se trata esto?- Emmett me preguntó.
-No tengo ni la mas remota idea- Mentí.
Emmett gruñó, frustrado.
-Sigue tocando- Esme me impulsó. Mis manos se habían pausado otra vez. Hice lo que me pidió, y vino a pararse detrás de mi, poniendo sus manos en mis hombros. La canción era fascinante, pero incompleta. Jugué con un puente, pero no parecía el adecuado de ninguna manera.

-Es encantadora. Tiene un nombre?- Preguntó Esme.
-Aún no-
-Hay una historia en ella?- Preguntó, una sonrisa en su voz. Esto le daba a ella un placer inmenso, y me sentí culpable por tener descuidada mi música por tanto tiempo. Eso había sido egoísta.
-Es… una nana, supongo- Tuve el puente justo entonces. Se dirigió fácilmente al siguiente movimiento, tomando vida por si mismo.
-Una nana- repitió ella para si misma.

Había una historia en esta melodía, y una vez que lo ví, las piezas cayeron en su lugar sin mucho esfuerzo. La historia era una chica durmiente en una estrecha cama, oscuro y espeso cabello salvaje que serpenteaba como algas a través de la almohada.

Alice dejó a Jasper a sus propios medios y vino a sentarse a mi lado en el banco. En su voz, como el titileo de una campana de viento, ella esbozó un sonido que era dos octavas por encima de la melodía.
-Me gusta- murmuré -Pero que hay de este?-.

Añadí su línea a la armonía – mis manos estaban ahora volando a través de las teclas para trabajar con todas las piezas juntas – modificándolo un poco, tomando esto en una nueva dirección…
Ella pilló mi modo, y cantó con el.
-Si, perfecto- dije
Esme apretó mi hombro

Pero ahora podía ver el final, con la voz de Alice elevándose por encima del tono y llevándolo a otro lugar. Podía ver como la canción debía terminar, porque la chica durmiente era simplemente perfecta en la forma que ella lo era, y cualquier mínimo cambio estaría mal, una lastima.

La canción se encaminó a la realización, mas lento y mas bajo. La voz de Alice se desvaneció, también, y se volvió solemne, una voz que pertenecía a los arcos resonantes de una catedral llena de velas. Toqué la ultima nota, y entonces incliné mi cabeza sobre las teclas. Esme acarició mi cabello.

Todo va a estar bien, Edward..Esto va a funcionar de la mejor manera. Tu mereces felicidad, hijo Mio. La fe te debe eso.
- Gracias- murmuré, deseando que yo me pudiera creer eso.
El amor no siempre llega en las condiciones convenientes.
Me reí una vez, sin humor.
Tu, de cada uno en este planeta, eres quizá el mas preparado para lidiar con un dilema tan difícil. Tu eres el mejor y mas brillante de todos nosotros.
Suspiré. Cada madre pensaba lo mismo de su hijo.

Esme estaba aun llena de alegría de que mi corazón había sido finalmente conmovido después de todo este tiempo, no importa cuan potencial fuera la tragedia. Ella había pensado que yo siempre estaría solo…

Ella tendrá que amarte también, pensó repentinamente, tomándome por sorpresa con la dirección de sus pensamientos. Si es una chica brillante. Sonrió. Pero no puedo imaginar a alguien siento tan lento como para no ver cuan llamativo tu eres.
-Detente, mama. Me estás haciendo ruborizar- Bromeé. Sus palabras, aunque improbables, me dieron aliento.

Alice se rió y levantó la parte de encima de “Corazón y alma”. Me reí y complete la simple armonía con ella. Entonces la complací con una interpretación de “Chopsticks”. Ella soltó una risita, y suspiré.

-Desearía que me dijeras de que cosa de Rosalie te estabas riendo- Alice dijo - Pero puedo ver que no lo harás -
-Nop.
Ella sacudió mi oreja con su dedo
-Se amable, Alice - Dijo Esme. -Edward está siendo un caballero.
-Pero yo quiero saber
Me reí del gimoteo que ella hizo.
-Aquí, Esme- y comencé a tocar su canción favorita, un tributo sin nombre al amor que yo había visto entre Carlisle y ella por tantos años.
-Gracias, querido- Apretó mi hombro de nuevo.

No tenía que concentrarme para tocar esa pieza familiar. En lugar de eso, pensé en Rosalie, en sentido figurado aun retorciéndose de humillación en el garaje, y sonreí para mi mismo. Habiendo acabado de descubrir la potencia de los celos por mi mismo, tenia una pequeña cantidad de lastima por ella. Era una forma desafortunada de sentirse. Por supuesto, sus celos eran mil veces mas bastantes que los míos.

Me pregunté como la personalidad y la vida de Rosalie hubieran sido diferentes si ella no hubiera sido siempre la mas hermosa. Seria ella una persona mas feliz si la belleza no hubiera sido en todos los tiempos el punto mas fuerte para vender? Menos egocéntrica? Mas compasiva ? Bueno, supongo que era inútil preguntármelo, porque el pasado estaba hecho, y ella siempre había sido la mas hermosa. Incluso cuando humana, ella había vivido siempre en el foco de su propia adoración. No le había importado. Lo opuesto, a ella le había encantado la admiración por encima de otra cosa. Eso no había cambiado con la pérdida de su mortalidad.

No fue sorpresa entonces, tomando su necesidad como un presente, que ella había sido ofendida cuando yo no había, desde el comienzo, adorado su belleza en la forma que ella había esperado que todos los hombres lo hicieran. No es que ella me quisiera de alguna manera – y aun es así - pero la había molestado que yo no la quisiera, a pesar de eso. Ella estaba acostumbrada a ser deseada.

Era diferente con Jasper y Carlisle – ambos ya estaban enamorados. Yo estaba completamente sin compromiso, y aún permanecía obstinadamente inconmovible. Pensé que ese viejo resentimiento estaba enterrado. Que ella hace mucho lo había dejado pasar.

Y ella lo había dejado pasar… hasta el día en que encontré a alguien cuya belleza me tocó de una forma en la que la suya no lo había hecho. Ella había confiado en la creencia de que si no encontré su belleza digna de adorar, entonces ciertamente no había belleza que me alcanzaría. Ha estado furiosa desde el momento en que salve la vida de Bella, suponiendo, con su astuta intuición femenina, el interés que yo era totalmente inconsciente.

Rosalie fue mortalmente ofendida por el hecho de que encontré a una insignificante humana más bonita que a ella. Reprimí las ganas de reír otra vez. Algo me incomodo, pensé, la manera en que ella ve a Bella. Rosalie realmente pensó que las chica era simple. ¿Cómo podía creer eso? Me parecía incomprensible. Producto de los celos, sin duda.

-¡oh!- Alice dijo abruptamente. -jasper, adivina que?-
Vi lo que acababa de ver, y mis manos se congelaron en las teclas.
-¿que, Alice?- jasper preguntó.
-¡Peter y Charlotte vienen a visitarnos la siguiente semana! Van a estar por las proximidades, ¿No está genial?-
-¿Qué va mal Edward? - Me pregunto Esme, sintiendo la tensión en mis hombros.
- Peter y Charlotte van a venir a forks? - Le dije entre dientes a Alice.
Ella volteo sus ojos hacia mí.
-cálmate Edward, esta no es su primera visita-.
Mis dientes se apretaron. Era su primera visita desde que Bella había llegado, y su dulce sangre no me apetecía solo a mí. Alice frunció el seño por mi expresión.
-ellos nunca cazan aquí, lo sabes.-

Pero el hermano de jasper y el pequeño vampiro que el amaba no era como nosotros; ellos todavía cazaban de la usual manera. No eran de fiar a lado de Bella.
-¿Cuándo?- Demandé.
Ella frunció los labios tristemente, pero me dijo lo que necesitaba saber.
-El lunes en la mañana. Nadie va a herir a Bella-
-no-, agregué, y me aparte de ella. -¿listo, emmett?-
-pensé que nos íbamos en la mañana?-
-regresaremos a la media noche del domingo. Supongo que es cuando quieres irte-
-está bien, déjame despedirme primero de rose-
-seguro-. Con el mal humor que rosalie tiene. Sería una despedida corta.

Realmente lo has perdido, Edward, el pensó mientras se dirigía hacia la puerta de atrás.
-supongo que si-.

-toca la nueva canción para mi, una vez mas- Me pidió Esme.
-si te ha gustado- agregué, pensé que era un poco necio para seguir la tonada hasta su inevitable fin, el fin que me hacia afligirme en nuevas formas, pensé un momento, y entonces jale la tapa de mi bolsillo y lo fije en el soporte de la música vacía. Eso ayudo un poco- mi pequeño momento de sus ojos.
Me asentí a mí mismo, y empecé a tocar.
Esme y Alice intercambiaron una mirada, pero ninguna pregunto nada.


-Nadie te dijo que no debes jugar con tu comida?- llame a emmett.
-oh, hey Edward- El gritó, sonrió y me saludo. El oso se aprovecho de esa distracción para barrer su pesada pata a través del pecho de emmett. Las afiladas garras destrozadas a través de su camisa, y chillaron a través de su piel. El oso bramó en el agudo ruido.
Aw demonios, Rose me dio esta camisa.
Emmett le rugió al enfurecido animal.

Suspiré y me senté en una conveniente roca. Esto podría tomar un rato. Pero emmett casi lo había hecho. El dejó que el oso tratare de quietarle la cabeza con otro fuerte golpe de su pata.

El oso rugió y emmet rugió de nuevo atreves de su carcajada. Entonces se lanzo hacia el animal, quien colocaba más alto que el en sus piernas traseras, y sus cuerpos cayeron al estrellarse mutuamente, tirando un abeto adulto con ellos. Los gruñidos del oso pararon con un balbuceo.

Pocos minutos después, emmett se paró donde yo lo esperaba. Su camisa estaba destrozada, rasgada y ensangrentada, pegajosa por la savia y cubierta de pelo. Su oscuro cabello rizado no estaba mucho mejor. Tenía una enorme sonrisa en su cara.

- ese era uno fuerte, casi pude sentir cuando me arraño
- Eres tan infantil, emmett
Me miró mi amabilidad.
¿No fuiste capaz de rastrear al puma, entonces?
- Claro que sí. Sólo que yo no como como un salvaje.

Emmett rió su retumbante risa.
- Quisiera que fueran más fuertes. Sería más divertido.
- Nadie te dijo que tuvieras que luchar contra tu comida.
- Sí, pero, ¿contra quién más puedo luchar? Tú y Alice hacen trampas, Rose nunca quiere destrozarse el pelo, y Esme se enfada si Jasper y yo luchamos enserio.
- La vida es dura, ¿a que sí?
Emmett me sonrió, cambiando de posición de manera que estaba a punto de embestir contra mí.
- Vamos Edward. Apágalo durante un minuto y lucha limpio.
- No se apaga. - le recordé.
- Me pregunto qué hará la chica humana para que te mantengas fuera... - Emmett reflexionó. - Quizá podría darme alguna idea.

Mi buen humor desapareció.
- Mantente alejado de ella. - gruñí a través de mis dientes.
- ¡Ui, qué susceptibles estamos!
Suspiré. Emmett se acercó a sentarse a mi lado en la roca.
- Lo siento. Sé que estás atravesando un momento difícil. Estoy intentando no ser demasiado un gilipollas insensible, de veras, pero, como es de mi naturaleza serlo...

Esperó a que me riera de su chiste, y luego puso mala cara.
Tan serio todo el tiempo. ¿Qué te está molestando ahora?
- Pensando en ella. Bueno, preocupándome, en verdad.
- ¿De qué hay que preocuparse? Tú estás aquí. - Se rió fuertemente.

Ignoré su chiste otra vez, pero contesté su pregunta.
- ¿Alguna vez has pensado en lo frágiles que son? ¿Cuántas cosas malas hay que pueden pasarle a un mortal?-
- En realidad, no. Pero supongo que veo lo que dices. No fui un reto muy difícil para un oso esa primera vez, ¿verdad?
- Osos, - murmuré, añadiendo un nuevo miedo al montón. - Eso sería justo su suerte, ¿a que sí? Un oso en el pueblo. Claro que se dirigiría directamente a Bella.
Emmett se rió.
- Suenas como un loco, ¿lo sabes?
- Sólo imagina por un minuto que Rosalie fuese humana, Emmett. Que podría toparse con un oso... o ser atropellada... o relámpagos... o caerse por las escaleras... o ponerse enferma.. ¡coger una enfermedad! - Las palabras salieron tormentosamente. Era un alivio sacarlas, habían estado consumiéndome todo el fin de semana. - ¡Fuegos y terremotos y tornados! ¡Ugh! ¿Cuándo fue la última vez que miraste las noticias? ¿Has visto el tipo de cosas que les ocurre? Robos y homicidios... - Apreté los dientes, y estaba derrepente tan enfurecido por la idea de otro humano haciéndole daño que no podía respirar.

- ¡Eh, eh! Espera. Vive en Forks, ¿recuerdas? Así que aveces le coge la lluvia. - Se encogió de hombros.
- Creo que tiene una seria mala suerte, Emmett, de verdad. Observa las pruebas. De todos los lugares en el mundo a los que podría ir, acaba en una ciudad donde una importante cifra de habitantes son vampiros.
- Sí, pero somos vegetarianos. Así que, ¿no es eso buena suerte, no mala?
- ¿Con su olor? Definitivamente mala. Y después, más mala suerte, la manera de la que huele para - lanzé una mirada de ira a mis manos, odiándolas otra vez.
- Excepto que tú tienes más dominio de ti mismo que prácticamente cualquiera menos Carlisle. Buena suerte, otra vez.
- ¿La furgoneta?
- Eso sólo fue un accidente.
- Tendrías que haberlo visto viniendo por ella, Em, una vez tras otra. Lo juro, era somo si tuviera un tipo de atracción magnética.
- Pero tú estabas ahí. Eso fue buena suerte.
- ¿De veras? ¿No es esa la peor suerte que puede tener un humano tener un vampiro enamorado de él?

Emmett lo consideró silenciosamente durante un momento. Se imaginó a la chica y encontró la imagen poco interesante.
Sinceramente, no le encuentro el encanto.
- Pues yo no puedo ver el de Rosalie, tampoco. - dije groseramente. - Sinceramente, es más que lo que una cara bonita puede ofrecer.
Emmett se rió.
- Supongo que no me contarías...
- No sé cuál es su problema, Emmett. - le mentí con una repentina, ancha sonrisa.

Vi su plan a tiempo de prepararme. Intentó tirarme de la roca, y sonó un alto crujido a la vez que una fisura partía la roca en medio de los dos.
- Tramposo. - murmuró.
Esperé a que lo intentara una vez más, pero esta vez sus pensamientos se dirigían hacia otra dirección. Estaba imaginando la cara de Bella otra vez, pero imaginándola más pálida, imaginando sus ojos rojos...
- No. - dije, mi voz ahogada.
- Resuelve todos tus problemas sobre mortalidad, ¿a que sí? Y tampoco querrías matarla. ¿No es la mejor manera?
- ¿Para mí? ¿O para ella?
- Para ti. - respondió con facilidad. Su tono indicaba un por supuesto.
Reí sin ganas.
- Respuesta equivocada.
- A mí no me importó tanto. - me recordó.
- A Rosalie, sí.

Suspiró. Los dos sabíamos que Rosalie, haría lo que fuera, daría lo que fuera, si ello significaba que podría volver a ser humana otra vez. Incluso Emmett.
- Sí, a Rosalie sí. - dijo, dándome la razón en voz baja.
- No puedo... No debo... No voy a arruinar la vida de Bella. No sentirías lo mismo, si fuera Rosalie?
Emmett lo pensó por un momento.
¿Tú de verdad... la amas?
- Ni puedo describírtelo, Emmett. De repente esta chica es el mundo entero para mí. El mundo no tiene sentido para mí, sin ella.
¿Pero no la cambiarás? No durará para siempre, Edward.
- Eso lo sé. - gemí.
Y tal y como has dicho, es un poco frágil.
- Creeme, eso también lo sé.

Emmett no era una persona discreta, y discusiones delicadas no eran su punto fuerte. Estaba en apuros, intentando de veras no ofenderme.
¿Puedes tocarla, siquiera? Quiero decir, si tú la quisieras... no querrías, bueno, tocarla... ?
Emmett y Rosalie compartían un amor intensivamente física. A él le costaba creer cómo uno podría amar, sin ese aspecto. Suspiré.
- No puedo siquiera pensar en eso, Emmett.
Wow. Entonces, ¿cuáles son tus opciones?
- No lo sé, - susurré. - Estoy intentando averiguar la manera de... de dejarla. No puedo comprender cómo obligarme a mantenerme lejos...

Con una profunda gratificación, de repente me di cuenta de que era lo correcto quedarme - por lo menos por ahora, con Peter y Charlotte de camino. Estaba más segura conmigo aquí, temporalmente, que si yo me fuera. De momento podría ser su inusual protector.

El pensamiento me puso ansioso; Anhelaba estar de vuelta para que pudiera interpretar el papel el máximo tiempo posible. Emmett notó el cambió en mi expresión.
¿En qué estás pensando?
- Ahora mismo, - admití un poco avergonzado, - estoy muriéndome por volver corriendo a Forks y comprobar que está bien. No sé si aguantaré hasta el domingo en la noche.
- ¡Uh-uh! No vas a irte pronto. Deja que Rosalie se calme un poco. ¡Porfavor! Por mi bien.
- Intentaré quedarme. - dije dudoso.

Emmett señaló el móvil en mi bolsillo.
- Alice llamaría si hubiera algún indicio para un ataque de pánico. Ella está tan rara acerca de la chica como tú.
Sonreí al oír eso.
- Vale. Pero no me quedaré pasado el Domingo.
- De todos modos, no tiene sentido que vuelvas con tanta prisa, va a hacer sol. Alice dijo que estaríamos libres del colegio hasta el Miércoles.
Negué con la cabeza rígidamente.
- Peter y Charlotte saben comportarse.
- La verdad es que no me importa, Emmett. Con la suerte de Bella, irá vagando por el bosque, justo en el momento equivocado y... - me estremecí. - Peter no es conocido por su dominio propio. Voy a volver el Domingo.
Emmett suspiró.
Exactamente como un loco.

Bella estaba durmiendo tranquilamente cuando trepé a la ventana de su habitación, la mañana del Lunes, temprano. Recordé el aceite esta vez, y ahora la ventana se movía silenciosamente para dejarme pasar. Noté por la manera en la que su pelo estaba colocado suavemente sobre la
almohada, que había tenido una noche menos inquieta que la última vez que había estado aquí.

Tenía sus manos dobladas debajo de su mejilla como un niño pequeño, y su boca estaba ligeramente abierta. Podía oír su aliento moviéndose despacio, dentro y fuera entre sus labios. Era un inmenso alivio estar ahí, poder verla otra vez. Me de cuenta de que no estaba tranquilo a no ser que fuera ese el caso. Nada estaba bien cuando estaba alejado de ella.

Pero, no es que todo estuviera bien cuando estaba con ella. Suspiré, dejando que el fuego de la sed se arrastrara por mi garganta. Había estado alejado demasiado tiempo. Y todo el tiempo que pasaba sin dolor y tentación lo hacía ahora todo más fuerte. Ya era suficiente que estuviera asustado de arrodillarme junto a su cama para poder leer los títulos de sus libros. Quería conocer cuáles eran las historias en su cabeza, pero estaba asustado, más que por mi sed, asustado por si, al permitirme estar tan cerca de ella, querría estar aún más cerca...

Sus labios parecían muy suaves y cálidos. Podía imaginarme tocándolos con la punto de mi dedo. Ligeramente... Ese era exactamente el tipo de error que tenía que evitar. Mis ojos recorrieron su cara una y otra vez, examinándola en busca de cambios. Mortales cambiaban constantemente - me entristecía el pensamiento de perderme algo...

Pensé que parecía... cansada. Como si no hubiera descansado suficiente este fin de semana. ¿Habría salido? Me reí silenciosa e irónicamente al pensar en lo mucho que eso me molestaba. ¿Y qué si lo había hecho? No me pertenecía. No era mía.
No, no era mía... y volvía a estar triste.

Una de sus manos se movió, y noté que habían varios rasguños superficiales en las palmas. ¿Se había hecho daño? Aún que obviamente, no eran heridas serias, me molestaba. Consideré la ubicación, y decidí que se habría caído. Eso parecía una explicación razonable, teniéndolo todo en cuenta.

Era reconfortante pensar que no tendría que tratar de resolver estos pequeños misterios para siempre. Ahora éramos amigos - o, por lo menos, intentándolo. Podría preguntar sobre su fin de semana - acerca de la playa, y la actividad nocturna que la había dejado tan cansada. Podría preguntarle qué le había pasado en las manos. Y podría reírme un poco cuando confirmara mi
teoría sobre ellas.

Sonreí delicadamente mientras me preguntaba si se había caído o no al océano. Me preguntaba si se lo había pasado bien por ahí. Me preguntaba si había pensado en mí en cualquier ocasión. Si me había echado de menos aún que sólo fuese una pequeñísima parte de la cantidad que yo a ella.

Intenté visualizarla bajo el sol en la playa. Pero la imagen estaba incompleta, por que yo nunca había estado en First Beach. Sólo sabía cómo era en fotos... Me sentí un poco intranquilo mientras pensaba en la razón por la que nunca había estado en la bonita playa ubicada a sólo unos minutos corriendo de mi casa. Bella había pasado el día en La Push - un sitio donde yo tenia prohibido, por el tratado, ir.

Un sitio donde unos cuantos ancianos aún recordaban las historias sobre los Cullen, recordaban y creían. Un sitio donde nuestro secreto era sabido...

Negué con la cabeza. No tenía nada de lo que preocuparme ahí. Los Quileutes dependían del tratado, también. Aún que Bella se topase con uno de esos ancianos, no revelarían nada. ¿Y porqué siquiera hablarían del tema? ¿Porqué Bella pensaría en hacer sus preguntas ahí? No - los Quileutes eran, quizás, la única cosa sobre la que no tenía que preocuparme.

Estaba enfadado cuando comenzó a salir el sol. Me recordaba que no podría satisfacer mi curiosidad hasta después de algunos días. ¿Porqué elegía brillar ahora?

Con un suspiro, salí por su ventana antes de que alguien pudiese verme aquí. Pensaba quedarme por el bosque cerca de su casa para verla acudir al colegio, pero cuando llegué hasta los árboles, me sorprendió encontrar el rastro de su olor.

Lo seguí rápidamente, curioso, preocupándome cada vez más y más, como más adentro del bosque oscuro llegaba su fragancia. ¿Qué había estado haciendo Bella aquí? El rastro acabó bruscamente, en el medio de nada en particular. Había caminado un poco fuera del camino, donde había tocado el tronco de un árbol caído. Alomejor se había sentado ahí...

Me senté donde ella lo había hecho, mirando alrededor. Lo único que podría haber visto eran helechos y bosque. Probablemente había estado lloviendo - la fragancia había sido lavada, sin haberse incrustrado profundamente en el árbol. ¿Porqué habría venido aquí Bella a sentarse sola - y había estado sola, sin duda - en medio del húmedo y sucio bosque?

No tenía sentido, y, al contrario que las otras curiosidades que me habían surgido, esta no podría insertarla en una conversación. Así que Bella, estaba siguiendo tu olor a través del bosque después de haber dejado tu cuarto donde había estado viéndote dormir... Sí, eso sí sería
'romper el hielo'.

Nunca sabría qué había estado pensando y haciendo aquí, y eso tenía mis dientes apretándose con frustración. Peor aún, esto se parecía demasiado al escenario que imaginé para Emmett - Bella deambulando sola en el bosque, donde su olor llamaría a cualquiera que tuviera la capacidad para seguirlo...

Gruñí. No sólo tenía mala suerte, sino que la buscaba. Bueno, para esto tenía un protector. La vigilaría, la mantendría a salvo, durante el tiempo que pudiera justificarlo.De repente me encontré deseando que Peter y Charlotte extendieran su visita.

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